jueves, marzo 01, 2007

El origen del Margen ó la Torta Bejarana

Respuesta a Nina


Mi amiga Nina, siempre tan dada a los temas sociales manifiesta una inquietud por el origen del margen y la gente “bien”. En el resto del mundo, solo puedo hablar de mis admirados romanos; gente bien eran los julios, los hijos de Numa Pompilio, los de Rómulo, los de Tulio Hostilio, los de Anco Marcio los Tarquinos y ni se diga ser primo o sobrino de Servio Tulio.

Más acaíta, puedo contarte la historia de los Bejarano; una familia de pardos, (de sucios de piel que llaman); que escribieron a la Corona para que reestableciera sus derechos de gracias al sacar[1] (¡comiquisimo chica; fijate tu que eso daba unos cuantos beneficios! Es así como que hoy en día logres que te saquen de la Lista Tascón) , que se habían ganado luego de reunir sus morocotas a punta de tortica “bejarana” (la receta es sencillísima y Don Armando Scannone la sabe)

Por supuesto que siempre habrá quien le tire durísimo a las ansias de la escala social y el claustro de la Universidad de Caracas le mando a decir al Rey de España (palabras menos, palabras más) “Negro no es gente” ó “Negro con bata: chichero, Blanco con bata: dotol) “" Si se introducen en el cuerpo literario los pardos, si tienen opciones a sus premios y remuneraciones, se extinguió para siempre entre nosotros el esplendor de las letras, se arruinó eternamente nuestra Universidad. Se sepultó tristemente en el desprecio este cuerpo literario".

Muérete Nina que el tipo (el Rey) definitivamente se olía una “revolución”; porque les replicó no sólo a la Uni, sino también a toda la Capitanía: “Con mis negros no te metas”.

Volviendo al cuento del Margen, te confieso que no muero por montarme en el metro, a mí me molesta que me restrieguen las partes pudendas con bolsitos para el almuerzo, que la gente se limpie las uñas con los tickets amarillos, y que se paren en la puerta del vagón mirándote como “bueno bájate pues!”

De los carritos y el vallenato o la salsa erótica, no creo que deba extenderme, no sé que más me irrita, si las calcomanías referentes al OSO, a las suegras, a las “masmis”, los perritos horrendos que mueven la cabeza o la decoración de terciopelo fúnebre de “la cabina de mando”.

Me gusta mucho el transporte privado, es decir, el vehículo del que tu tienes llave y manejas…aunque después de mi accidente no sean muchas las ocasiones que he tenido para disfrutarlo.

Acerca del amor y el interés…amiga, tendría que tener un servidor completo para echarte los cuentos de gente que aprende a comer caracoles, luego de haberse chupado una cabeza de pescado!

Sobre las marcas, te confieso que sí, que me encanta Lacoste a pesar que nunca me he comprado nada de esa marca, en su defecto me consuelo con Tommy H; (pero sinceramente lo que más me gusta es la rosca que aguanta).

Lo del nivel no se, me siento multiplurinivel, recuerdo con gusto como al salir de la Universidad me iba con mis amigos Jorge y Germán en un Zephyr, lleno de latas de cerveza a la arepera Alaska, cerca de la CTV, a tomar sopa de mondongo y a jugar caballos.

No por eso dejo de agradecerle a Margarita que me haya enseñado a comer fondue; a mi madre Emma a disfrutar de los escargots Bourgignone y mi predilección por el vino en lugar de la dorada cerveza.

Eso sí, desde siempre SOY, SOY, SOY; lo de TENGO, TENGO, TENGO, se lo dejo a los que no valen nada.


[1] “De los pardos salieron los artesanos, los pulperos, los arrieros y en general, todos aquellos trabajadores que podían adquirir cierta habilidad a través de una práctica sencilla y rutinaria. Esa desventajosa situación tendió, sin embargo, a mejorar en las postrimerías del siglo XVIII, cuando por razones más interesadas que altruistas, surgieron disposiciones que concedían a los pardos libres un importante margen para intentar disminuir las trabas que les impedían su desarrollo social. La conocida real cédula de 1795 de «gracias al sacar» fue uno de los hechos que estimularon sus aspiraciones de promoción. Por ella podían adquirir con cierta cantidad de reales de vellón, la calidad de blanco y supuestamente, todos los derechos que esa condición implicaba.” http://www.simon-bolivar.org/bolivar/los_pardos.html

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