miércoles, noviembre 22, 2006

Sin atropellar a nadie

El enviado por los espíritus independentistas presidente de la República, Comandante de los Ejércitos del Sur, del Norte, del Este y del Oeste, ungido por la Unión Interplanetaria de los Desposeídos, por los marcianos enanos, por los venusinos obligados a trabajar más que en la Tierra, porque allá el día dura más que un año terrestre. El todopoderoso, creador del hombre nuevo y descubridor del verbo truequear, su excelencia, le ha recomendado a uno de los Duques ocupados del gobierno municipal, que se ocupe de los buhoneros.

“Mira, Gargantúa, me los metes bajo tierra, donde no estorben, ni los vean, si no respiran mucho mejor, pero eso sí, no me los atropellen” Gargantúa asintió con su bien ganada masa, apoyada en un bastón que Dios quiera no ose partirse, para no tener que oír acerca de atentados imperialistas.

Los comerciantes informales, le molestan a mi dueño, my Lord protestó ante tanto desorden, probablemente en una de las salidas en carruaje mi Lord decidió abrir los ojos. Oh! La realidad lo tomó por sorpresa.

Lo mejor de todo, lo que más me tranquilizó, lo que me calmó y me dio una paz intensa es saber que mi señor tiene buen gusto. “Con su voz como trueno” le dijo a Gargantúa y a todos los presentes “Muy cerca de El Calvario se empezó a construir una estructura donde los buhoneros iban a ser reubicados, pero la mandé a tumbar porque me pareció un mamotreto horrible que nadie me consultó para construirlo.

Y suspiré. Gracias a Dios, Ya no tengo que pensar.

No hay comentarios.: