viernes, mayo 25, 2007

Llano Bizarro

Barinas-San Fernando

Esta semana volví a tomar un avión; mejor dicho, 4 aviones tomé en dos días. Maiquetía-Barinas-San Fernando y viceversa.

Atropellé un omelette de American Deli al oir varios gritos, tipo Terminal La Bandera “Barinaaaas”; un Coronel de la Guardia Nacional me quedó mirando, tuve ganas de gritarle: Patria, Socialismo o Muerte, a ver si le amargaba a alguien más el desayuno, pero el avión no esperaría por mí.

Hans Kelsen me acompañó en el trayecto, hasta que el zumbido de 3 millardos de mosquitos contenidos en los turbopropulsores del ATR, me invitaron a dormir, de vez en cuando, cabeceaba tratando de entender que iba en el aire y no en la tierra—a la que más temo—

A Varyná un cirujano plástico le ha metido un retoque, el aeropuerto tiene mucha mucha propaganda, no es tan grande como para pensar que allí PDVSA tiene campos funcionando, pero tampoco está como para pasar pena; salvo sí, que no hay teléfonos públicos, lo que me lleva a deducir que los futbolistas que asistirán a jugar en La Carolina, no llamarán a su casa para decir: “mami, echeme la bendición, ya llegué”.

Desde luego podrán comprar queso, o una Nacional Geografic—tenían el número actual y todo—y claro que podrán comunicarse—desde sus celulares super imperialistas—


Otro milico, esta vez General, no tenía este su pecho hechido con medallas u otros condimentos que mostrar—menos mal, porque aquí hace rato que no hacen sino desfilar—, todos se le cuadraban, evidentemente los otros comparseros, los civiles y hasta el piloto del avión donde volaría (temí que pusiera en práctica en pleno vuelo lo de P…,S… o Muerte)

Aborde finalmente la avioneta, San Fernando allá voy. Lo recordaba gratamente, no había olvidado el calor, ni que estaba al lado del Río Apure, pero no vi la ultima vez tanta miseria, decir pobreza indicaría un estatus que realmente no merecía.

La canícula meridiana me hizo desprenderme de la chaqueta, me asomé en búsqueda de un taxi, habida cuenta que los delegados en buscarme o se habían quedado dormidos o deducían que mi vuelo había sido secuestrado—jamás llegaron—

Conocí allí un nuevo tipo de comerciante, uno que andaba en bicicleta , vendiendole a quien quisiera no alpargatas, sino zapatos, todos del mismo modelo, eso sí de diferente talla.

De camino al hotel, contabilice los lugares donde se reparaba ropa y eran más estos que los destinados a vender vestidos nuevos. Los huecos incontables hacían más lento todo.

La llegada al hotel no fue sencilla, si embargo, lo fue más cuando me recibió un perro disecado en la recepción…¡no salten!, no me metí en ninguna taguara, de hecho pague 195 mil por la habitación.

Hecha la espera en unos muebles de cuero de imitación, rodeada de efigies de tigres y elefantes de cerámica, subí al cuarto, una grosera invasión de mistolín agredió mi nariz, pero habia aire, agua caliente y DirectV.

Del capítulo laboral no hablaré, o mejor no daré detalles, es más cómodo decir que fui a visitar mi hacienda y el peón me grito. Pero como ahora todo es de todos, no hice el mayor caso.

Menú en San Fernando

Almuerzo: Parrilla de Lomito
Calificación: Carne de Tercera

Cena: Pizza Margarita con Anchoas
Calificación: ¿Quién se puede equivocar echandole a una masa queso?

Desayuno: Esto si se gana la mención publicación!

Voy a un restaurant que me recomendaron

JC: Me da un desayuno Criollo por favor
Mesonero: No tenemos
JC: Y que se puede comer aquí?
Mesonero: Desayuno Ejecutivo

Coño!...Conozco Venezuela bastante bien, de veras nunca me habían soltado una perla de ese tamaño. Pague 17 mil bolívares por un plato con dos arepas fritas, queso rallado, queso amarillo, carne y huevo frito (¡Demonios! ¿no es eso un desayuno criollo?

No fue lo único bizarro he de decir, al entrar al hotel pedí agua y me llevaron 4 botellas de agua Evian

Era como estar en pesadilla en la calle del infierno, (el recepcionista era idéntico a Freddy K……); sólo que el soundtrack era de Reynaldo Armas.

El jueves, en la mañana hice la maleta temprano, quería salir de allí a como diera lugar, luego de mi desayuno de “campeones”, no quise cometer la misma idiotez alimenticia, decidí irme al aeropuerto con Kelsen y un yogourt en la mano.

Good Bye San Fernando!

PD: Almorcé en un restaurant llamado El Estribo, en Barinas, tan bueno que hasta tiene Wi-Fi

1 comentario:

Evelyn dijo...

Amiga usted no hizo un viaje al llano venezolano sino a la Dimensión desconocida!!!!